viernes, 21 de marzo de 2014

Escualo de agua dulce y agua salada



En mi experiencia como artista plástico de un país polarizado me he visto como un escualo que tiene nadar en agua dulce y en agua salada, y es que casi todos los Museo de Arte están dirigidos por adeptos al Gobierno Bolivariano y casi toda las galerías de arte privadas sus propietarios se declaran opositores al gobierno.

Que gran dilema se le presenta entonces al artista que desea construir una obra, un currículo que la respalde y vivir de su arte.

Por otro lado está tu deseo de expresarte a través de la obra, lo que tu mapa mental ha desarrollado como justicia, equidad, lealtad, principios y todo aquello que forma parte de tu carácter y personalidad.

Si críticas al gobierno con tu obra corres el riesgo de ser excluido de esos espacios públicos que les pertenecen por su naturaleza a todos los artistas, además ¿quién dijo que las artes son para criticar? te dirían algunos, las artes deben de estar al servicio de la revolución. Es por ello que constantemente observas convocatorias para exaltar los valores de la revolución, sus iconos y sus líderes, pero no observas que desde el gobierno se realice una convocatoria para criticarlo y con ello obtener otro punto de vista. Y si de casualidad ellos interpretan alguna parte de tu obra como un aliado de sus ideales y logras ser invitado a participar en un espacio público de relevancia ¿Qué pasará con tu obra comercialmente?

Ahora bien, si críticas y eres excluido de los Museo podrías pensar que vas a ser recibido con los brazos abiertos por las galerías de la oposición, pero no, no es así, pues las galerías no quieren navegar en aguas tan profundas, el agua de las galerías es más clara, prefieren obras más decorativas, mas poéticas, mas imparciales, mas contemplativas, de medidas específicas que puedas colocar en la parte posterior de un sofá o un comedor. Solo algunas pocas se han convertido en espacios alternativos que cubren el rol original de los Museo, sin embargo son tan pocas que la demanda de los artistas por participar en esos espacios es tan alta, que limita la posibilidad de hacerlo.

¿Qué hacer entonces? ¿Cuál es el rol de un artista plástico? ¿Cómo sobrevivir? ¿Será que no es tu momento? ¿Dónde está el equilibrio? Te planteas tantas interrogantes que podría hacer un libro gigantesco.

En ese momento me rindo ante Dios y le digo: Señor, que se haga tu voluntad y no la mía, tu sabes mis necesidades y tú sabes lo que más me conviene, yo solo quiero pintar, usar esa capacidad que tú me diste, la justicia es tuya no de los hombres, que mi trabajo sea agradable a tus ojos.

Gracias Padre por todas las puertas que me abres día a día.




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